Los Beagles

 

Cuando buscamos un compañero en nuestra vida, es muy importante entender la personalidad, temperamento y manías de este futuro acompañante; todas las razas de perros poseen un temperamento característico para el propósito por el cual se creó cada una de ellas.



Los Beagles son sabuesos rastreadores, siguen el rastro sin importarles cuán raras o difíciles sean las circunstancias, esto hace que sean enérgicos, independientes y muchas veces necios.

Son perros entusiastas, cariñosos que llenan momentos divertidos con sus alegres voces y simpatía innata en todo lo que hacen. Tienen un ladrido inconfundible. El tamaño del Beagle combinado con su resistencia y su excelente apetito, lo hace un perro fácil de tener, que se puede adaptar a casi cualquier casa en la ciudad o en el campo, poseen todas las ventajas de las razas grandes, ya que a pesar del tamaño, gracias a su conformación y resistencia no son perros delicados, resisten los juegos de los niños, lo que no ocurre con otras razas más pequeñas.

Por su apetito, no tendremos problemas en complacer su paladar, pues les gusta la comida, el único problema es sobrealimentarlos, pues es fácil caer en la tentación de darle de comer todo lo que con su cara triste y melancólica viene a solicitar. Un Beagle puede comer a lo largo de todo el día, dando la apariencia de nunca saciarse, por lo que se debe tener mucho cuidado en racionar adecuadamente cada comida, son propensos a la obesidad y esto le causa muchos problemas.

Bajo la expresión triste y dulce de un Beagle, se oculta una disposición siempre alegre, juega haciendo innumerables travesuras y en el campo es todo un profesional; su inclinación natural hacia la exhibición lo hace apto para el papel de perro de exposiciones, su atractiva constitución hace de él un fuerte competidor en cualquier certamen. En las exhibiciones, el Beagle debe mostrar siempre su carácter alegre, obstinado y lleno de vitalidad; esto sin duda, hará que uno se sienta orgulloso de él.